Guido Soaje Ramos / +13 DE MARZO DE 2005




El día 13 de marzo de 2005 falleció en Alta Gracia, Córdoba de la Nueva Andalucía (Argentina), mi maestro y amigo GUIDO SOAJE RAMOS a la edad de 85 años.
Su pensamiento, su magisterio y su obra renovaron en profundidad la filosofía tomista, tanto en nuestra patria como más allá de sus fronteras. Las características de esta renovación quizás puedan ser sintetizadas así:

  1. Asumió el tomismo como filosofía universalmente válida -más allá de todo sectarismo de escuelas- a la vez como fruto de la tradición clásica y cristiana y como dirección perenne del pensamiento realista, abierto a los problemas de todos los tiempos. De este modo se colocó en aptitud para entender el pensamiento moderno y, en especial, el contemporáneo y plantear frente a este último un diálogo y una discusión fecunda.

  2. Confirió a la filosofía práctica (Ética, Derecho, Política, Economía, Educación y Estética) un nuevo impulso y vigor. Sin negar la subordinación de este género científico-filosófico y su necesaria atingencia respecto de la Metafísica, puso énfasis en sus principios propios.

  3. Entendió y desarrolló, con el máximo rigor, la fuerza metodológica del aristotelismo y del tomismo y la necesidad de repensar constantemente sus principios. Esta preocupación metodológica fue dominante en los últimos treinta y cinco años y fructificó en un ingente esfuerzo dirigido a estimular la investigación. Ni la divulgación, ni la repetición, ni los catecismos filosóficos, ni menos aún la literatura y la docencia manualesca constituyeron el centro de su atención. Ese afán por la investigación científica, sujeta a estrictas exigencias metodológicas, se plasmó en la fundación del Instituto de Filosofía Práctica de Buenos Aires (y su órgano de publicación, la revista ETHOS), tarea en la que lo acompañé, junto al común colega y amigo, CARLOS SACHERI, trágicamente asesinado en 1974.

Su tesis doctoral trató sobre el concepto de ley según FRANCISCO SUÁREZ y su comparación con el de SANTO TOMÁS DE AQUINO. Puso de manifiesto la dependencia del primero respecto del pensamiento de DUNS SCOTO, en especial en cuanto a la noción de precepto, entendido como acto de imperio, y el consiguiente matiz voluntarista que resultaría de ello.

Durante sus años de docencia universitaria en Porto Alegre (Río Grande del Sur, Brasil), elaboró una Ética de fines, ampliada luego al campo social, durante su enseñanza en la Facultad de Filosofía y Letras de la Pontificia Universidad Católica Argentina. Posteriormente, durante sus funciones como catedrático de Filosofía del Derecho, primero en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales del Rosario de la misma universidad, y luego en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, elaboró un cuerpo de doctrina acerca del Derecho centrada en la conceptuación de éste principalmente como conducta jurídica debida (siguiendo en este sentido a G. KALINOWSKI).

A partir de 1970 instaló en la Argentina el tema de la dialéctica y tópica aristotélicas, como método de investigación, preocupación teórica y temática que, como es notorio, continúo por mi parte hasta el día de hoy.

Otra dirección de su pensamiento giró en torno del tema y problema del valor, al que dedicó una ingente cantidad de trabajos, la mayor parte de ellos publicados en la revista ETHOS.
Por último, ya desde 1965, puso como otro tema central de su preocupación científica a la experiencia. Precisamente estaba trabajando en un gran tratado sobre la experiencia -algunos de cuyos capítulos llegó a publicar en ETHOS- cuando la muerte interrumpió su tarea.

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Una relación de maestro-discípulo, cuando es auténtica e intensa, se asemeja a una relación paterno-filial espiritual. A lo largo de casi cuarenta años es difícil evitar muchas vicisitudes personales, con sus secuelas de pequeños o grandes conflictos, de separaciones y reencuentros. Pero a lo largo de ellas, y pese quizás a absurdas discordias sembradas entre nosotros por falsos amigos, GUIDO SOAJE RAMOS y yo conservamos siempre nuestra amistad, nuestra relación familiar, la lealtad y el respeto recíprocos. Y hoy, con eterna gratitud y cariño filial, rindo homenaje a mi maestro.

Félix Adolfo Lamas